Tu perro es un carnívoro, lo dice su anatomía marzo 13, 2017 16:16
Las mandíbulas de los perros y gatos son poderosas y se articulan como unas tijeras con un fuerte punto de apoyo. Cuando se mueve, los dientes actúan como cuchillos para cortar carne. Además, están un poco espaciados para que así no queden restos del alimento. Las diferencias entre su dentadura y la nuestra son más que patentes, la nuestra está preparada para moler, por eso es más plana y podemos mover la mandíbula de forma lateral, si tratamos de hacer esto con nuestro perro (con cuidado, claro) veremos que no se deja mover así.
La lengua sirve para coger alimento y agua, les ayuda a mover la comida en la boca y, por supuesto, a lamerse y limpiarse. Nos sorprenderá saber que los perros, al igual que los gatos, tienen menos papilas gustativas que nosotros, los humanos (los gatos, por ejemplo, no pueden distinguir los dulces). Por otro lado, perros y gatos casi no producen enzimas de amilasa en la boca, que es la necesaria para la digestión de los carbohidratos. Esta es la principal razón de que tanto perros como gatos no puedan digerir bien los cereales, cosa que hay que tener en cuenta a la hora de alimentarles. En la profundidad de la boca, encontramos la faringe. La faringe une la boca con el esófago. Su misión es que no entre comida en la tráquea. Las glándulas en la faringe producen mucha mucosa, esto les prepara para comer huesos y otros elementos sin dañar el tracto. Esta parte del cuerpo es muy flexible, lo que permite tragar trozos grandes de una presa que el esófago transportará hasta el estómago. Ahora ya no te sorprenderá la gran capacidad de tragar de tu perro!
Tweet: El pH del estómago canino y felino es mucho más ácido que el de un humano, entre 1 y 2.
Dependiendo de la alimentación el tiempo de tránsito suele ser de entre 6 (comida natural cruda) y hasta 30 horas (pienso), mucho menor que el nuestro, que es de entre 30 horas y hasta 5 días. El estómago de nuestro perro es una auténtica máquina. Para poder con grandes piezas, el estómago de nuestro perro es capaz de almacenar, digerir, mezclar y sobre todo triturar gracias a unos músculos muy fuertes. Su jugo gástrico está formado por ácido clorhídrico y las enzimas pepsina, gastrina y lipasa – una mezcla verdaderamente poderosa que puede con conejos enteros.
Con la entrada de la comida en el intestino delgado se activa el páncreas, que produce un jugo con enzimas muy importantes para la digestión de proteínas, grasas y carbohidratos, estos últimos en cantidades moderadas para evitar una sobrecarga del órgano. El jugo pancreático es, además, antiséptico y combate una serie amplia de intrusos no deseados como la escherichia coli, shigella, salmonella, klebsiella y la candida albicans – no más temores a la hora de dar alimentos crudos (previamente congelados) a nuestros perros. La absorción del 50% del agua y de todos los nutrientes ya separados lo regula el yeyuno, con sus 3 a 4 metros, la parte más largo del intestino delgado.
Finalmente, el íleon une el intestino delgado con el grueso. Es como la policía del intestino, controlando las entradas y salidas, con una función principalmente inmunológica. El intestino grueso conecta básicamente el intestino delgado con el ano, y tiene un tamaño de unos 50 – 60 cm. Es el hogar de comunidades enteras de bacterias anaerobias, como los estreptococos, lactobacilos, bactericidas y clostridium. La composición de esta flora intestinal puede estar influenciada por la alimentación. En particular, una comida de baja calidad o inapropiada puede provocar no sólo las temidas flatulencias, sino también desbalance en este ecosistema con repercusiones en el sistema inmunitario.
Si comparamos el intestino de carnívoros y herbívoros, observaremos que estos últimos tienen un intestino grueso mucho más largo, la razón es que es aquí donde se digieren los carbohidratos. Es otra prueba más de que ni perros ni gatos fueron creados para digerir cereales. Además, los carnívoros tienen mucha más facilidad para digerir grasas (la digestibilidad es de un 80-95%) y proteínas que carbohidratos. La energía bruta de las proteínas es de 5,65 kcal/g y la de la grasa 9,4 kcal/g, frente a la energía bruta de los carbohidratos que es de 4,15 kcal/g. Una muestra de que con una alimentación natural necesitaremos mucha menos cantidad que con un pienso basado principalmente en cereales.
Martin, Eva: El sistema digestivo del perro en http://www.alimentacioncanina.com/alimentacion/el-sistema-digestivo-del-perro/
http://sistemadigestivocanino.blogspot.com.es/
Simon, Swanie (2014): Ernährungsberater für Hund und Katze mit Schwerpunkt Barf, Skript Teil I, Verlag Drei Hunde Nacht
Schweiz, Miguel (2013): Sistema digestivo de los perros en http://perros-gatos-manual.blogspot.com.es/2013/05/sistema-digestivo-de-los-perros.html
Foto gracias a Szlivka Róbert @Flickr